Sin embargo los presupuestos de los gobiernos de la CAV y de Navarra repiten año tras año, haga frío o calor, crezcan los beneficios empresariales o el desempleo los mismos tópicos. En los actuales, en aras a insuflar optimismo realizan previsiones de crecimiento del PIB y del empleo que como ha sucedido a lo largo del año 2008 tendrán que ser revisados a la primera de cambio.
Son poco realista y como consecuencia las medidas que se adoptan son continuistas y no van a ser suficientes para hacer frente a los deficits, sociales, de generación de empleo de calidad y de innovación que la economía vasca necesita. Aunque hay diferencias entre unos gobiernos y otros. (El gobierno de Navarra incomprensiblemente disminuye su gasto social y el de la CAPV lo aumenta según partidas en torno al IPC) ninguno aborda los problemas de fondo.
Se habla de crecimiento de PIB, de mantenimiento de la productividad y ralentización en la creación de empleo, pero no se dice nada del reparto de la riqueza, de las tasas de pobreza, de la precariedad laboral, los salarios por debajo de los mil euros, de la carestía de la vivienda, de la usura de los bancos, de las dificultades para las mujeres pensionistas y los jóvenes que no pueden acceder a unas condiciones de vida autónomas y suficientes, del diferencial en porcentaje del PIB con la media europea en protección social e innovación. ¿Si en estos momentos no se hace un esfuerzo extraordinario en estas cuestiones, cuando lo van a hacer?.
Los presupuestos son algo mas que una técnica contable para repartir lo que hay. Los presupuestos reflejan y son consecuencia del modelo de gestión de los recursos públicos y de las posibilidades de actuación de los gobiernos. Por ello, mas allá de las partidas concretas se debería abordar una reflexión en profundidad de lo que oculta el cartón piedra de los números.
Es un buen momento para reclamar y actuar en consecuencia ante la escasa capacidad de actuación de las administraciones vascas en materias tan importantes para hacer frente a situaciones como la actual, como Seguridad Social, Prestaciones de desempleo, Salario Mínimo Interprofesional, Infraestructuras de titularidad estatal, crédito y ahorro, política industrial, inmigración etc. El déficit estructural del marco estatutario-amejoramiento es evidente. Los Parlamentos no pueden pasar de puntillas sobre este tema, unos para gestionar lo posible sin sobresaltos y otros para seguir impidiendo en Madrid nuestra capacidad de decisión.
En la parte del ingreso se están tomando año tras año, decisiones estructurales de carácter regresivo en beneficio de las rentas mas altas y de capital que afectan a los ingresos fiscales tales como la eliminación del impuesto sobre patrimonio, las sucesivas bajadas del impuesto de sociedades ect. que reducen de manera sustancial los ingresos. ¿Hasta cuando?.
En los últimos años, se ha estado produciendo un adelgazamiento del sector público para dejar que sea el mercado, quien decida la política económica y socio-laboral. ¡De aquellos vientos estas tempestades!. Las privatizaciones, la des inversión productiva, la mercantilización de los servicios han sido y son el leif motiv de la acción institucional realizada en muchas ocasiones para beneficio propio y de los amigos.
Las prioridades fijadas en este presupuesto, más de lo mismo, apoyo al empresariado y puesta a su disposición de mayores recursos para afrontar la crisis. Inversión pública para mantener el negocio del cemento. Raquítica inversión en I+D+i muy por debajo del 1,9% del PIB de la media europea y mucho mas de las regiones punteras. Incrementos en gasto en sanidad y educación con dotaciones tecnológicas y de infraestructuras, poco razonadas, que no obstante mantienen la des convergencia con Europa; incremento, donde se realiza, en materia de protección social insuficiente para hacer frente a la demanda de servicios y protección por desempleo.
Estas cuestiones indican que la política seguida por las administraciones vascas tienen un innegable impulso burocrático y neoliberal que se mantiene como estrategia de fondo. Son por tanto unos presupuestos continuistas, neoliberales e insuficientes.
El debate presupuestario debería trascender la gestión de lo que hay y suponer un auténtico debate político y social para marcar la estrategia del sector público vasco en la actual coyuntura económica. Nada que ver con los apaños de corto recorrido y la gestión clientelista partidaria.
El debate presupuestario debería ser una buena oportunidad para reformular cuestiones tan básicas como:
- Inversión pública en educación, sanidad y protección social, al menos, hasta igualar en relación al PIB la media europea.
- Programa negociado con los agentes sociales de desarrollo de los servicios públicos.
- Mejora sustancial del Salario Mínimo Interprofesional y el SS.
- Inversión en I+D+I hasta alcanzar el 3% del PIB.
- Infraestructuras de apoyo a la comercialización de nuestros productos y control de la intermediación.
- Creación de empleo de calidad y reducción del tiempo de trabajo.
- Creación de un sector público financiero vasco con las cajas y el instituto de crédito para apoyar el tejido productivo y social vasco.
- Plan de choque ante el creciente endeudamiento familiar.
- Creación de un fondo público con las cotizaciones y aportaciones presupuestarias necesarias para garantizar las pensiones.
- Plan de choque para la oferta de viviendas públicas de alquiler.
- Mejora cuantitativa y temporal de la percepción por desempleo.
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