Ahora bien, ¿qué significa eso cara a la contaminación atmosférica de Santurtzi y alrededores? La emisión de dióxido de carbono, máximo precursor del cambio climático- rondaría los 3 millones de toneladas anuales, la de óxidos de azufre –causante de la lluvia ácida- alcanzaría las 160 toneladas y la de óxidos de nitrógeno – que provoca graves afecciones pulmonares- 2.300 toneladas.
Del mismo modo, las micropartículas de diámetro inferior a 10 micras superarían las 220 toneladas. Estas son especialmente preocupantes debido a que por su diminuto grosor penetran peligrosamente en el cuerpo humano, produciendo más de 400.000 muertes prematuras al año en la UE. Y recordemos que en Santurtzi, Portugalete, Barakaldo y Bilbo se superan con creces los umbrales fijados por la OMS en cuanto a estas partículas.
Dicho esto, habrá quién se pregunte: ¿es necesario producir más energía eléctrica en Hego Euskal Herria? La respuesta la dan los propios gobiernos. Mientras Nafarroa exporta electricidad desde hace años, en Lakua la previsión es superar este mismo año las necesidades, con una sobreproducción del 14%.
La defensa que desde siempre ha realizado la izquierda abertzale de la absoluta prioridad de la salud humana y ambiental sobre intereses privados y crematísticos se encuentra ante un nuevo desafío. Recientemente denunciaba la mayoría sindical vasca que la administración trabaja al servicio de la patronal. En el campo de la energía, ni se molestan en disimular. Mientras la sociedad y el medio ambiente precisan de una firme y decidida apuesta por la eficiencia y el ahorro energético, el presidente de la patronal eléctrica española se lamenta por el descenso del consumo en un 5% en el 2009, a la vez que garabatea sobre su mapa nuevos proyectos: Lantarón, Pasaia, Kastejon, Lemoiz...
La conclusión resulta evidente: no podemos permitir que jueguen con nuestra salud y nuestro territorio. Estamos pagando muy caro que también en esto decida Madrid.
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