A los 400 trabajadores de Babcock se les está terminando la paciencia. Más de una década luchando contra viento y marea por sostener y dar viabilidad a una de las grandes empresas que en décadas pasadas ofrecieron empleo a una parte importante de los trabajadores de Ezkerraldea, para terminar así. Quedan dos meses y medio para que se finiquite el acuerdo de garantías que la Sociedad de Participaciones Industriales (SEPI) firmó con el nuevo comprador austriaco A-Tec, anteriormente ATB, y a partir del 31 de mayo los austriacos no tendrán las manos atadas para hacer lo que quieran. En principio, la orden que han recibido los directivos de la planta de Trapagaran es de liquidar la empresa y, efectivamente, los 400 empleos directos que mantiene.
Así, una vez más una gran empresa símbolo de los bienes de equipo vuelve a estar pendiente de un hilo. En más de una década se ha ido alargando este proceso. Fue una empresa pública en las dos últimas décadas y media del siglo pasado, para después terminar en manos privadas en operaciones irregulares entre SEPI y los propietarios con el único fin de quitarse «ese muerto de encima». Por eso, desde el comité se indica que «se nos acaba el tiempo, Babcock puede desaparecer».
Los trabajadores de Babcock han vuelto a la calle, a reclamar un futuro para una empresa que se construyó como una de las piezas claves de los bienes de equipo. Sin embargo, la nefasta gestión de quienes ocuparon la dirección ejecutiva la llevaron a esa crisis que padece. Los trabajadores recuerdan que en 2001 se aprobó por las autoridades de la UE y el Gobierno español para la privatización de la empresa vasca, que pasó a manos de la alemana Babcock Borsig AG. El comité recuerda ese momento, porque la empresa alemana se quedó con la planta de Trapagaran. Para que le dieran el visto bueno ocultó que se encontraba en un proceso de quiebra y el comité recuerda que «presuntamentre» se quedaron con 21 millones de euros de las ayudas de Estado para llevar adelante el plan industrial.
En 2004, después de que las acciones del grupo estuvieran en manos de un administrador judicial en Alemania, SEPI autorizó la transferencia de acciones favor de ATB, hoy denominada A-Tec Industries. En estas operaciones, la Comisión Europea aprobó la transferencia de más de 100 millones de euros en ayudas. «El grupo austriaco no ha cumplido ni uno sólo de sus compromisos industriales para el desarrollo de Babcock».
100 millones en ayudas
«En la actualidad están en vigor los acuerdos suscritos en 2008 con una vigencia hasta mayo de 2011. Supuso el recorte de 111 puestos de trabajo y nos encontramos con un accionista que no sólo no satisface mínimamente sus compromisos, sino que tienen diseñado para Babcock un plan de liquidación a partir de que concluyan sus compromisos», indica el comité. A la vez que culpa a SEPI por su «responsabilidad» y por consentir «que los austriacos lleven adelante ese plan de liquidación de esta empresa». El comité reconoce que, al final, si se liquida Babcock será para «dar el pelotazo inmobiliario», porque ocupa una superficie amplia entre Trapagaran y Sestao.
Entre 2008 y 2009 las pérdidas acumuladas por la empresa de bienes de equipo alcanzan los 50 millones y no cuenta con cartera de pedidos, a pesar de que en este sector ha habido bastante trabajo y demanda hasta la llegada de la crisis».
Los trabajadores consideran que el responsable máximo de esta situación es el Gobierno español, dado que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) es una sociedad pública. Después culpan a A-Tec Industries de la situación de dejación que atraviesa la empresa «guiada por una dirección nefasta que ha estado dañando la imagen de Babcock.
El comité exige que se abra «una mesa de negociaciones para encontrar una solución de futuro para esta empresa de Ezkerraldea, porque, de lo contrario, tendrá los días contados».